Hace un par de semanas comencé a estudiar la carta a los Efesios, de ese estudio salió ¿Por qué y para qué existe la iglesia? Y una reflexión más “Primero la identidad de la iglesia…” Alentada por mi hermano y amigo Alexander Rodríguez.
Y hoy… ¡Guau! De nuevo el buen Alex (ahora a través de un audio publicado en Metanoia) toca un punto que precisamente estaba estudiando en la misma carta de Efesios: “…Y mientras tu tengas el Espíritu Santo habitando en ti, tu sabes que el resto tu lo tienes también…”
Dios nos ha hecho sus hijos y herederos a través de Jesucristo, y nos ha dado una promesa real y fiel en Cristo a través de su Espíritu Santo; la Biblia dice que él es nuestras arras hasta que Él tome posesión completa de lo que ha adquirido.
Generalmente al leer esto en la carta a los Efesios, entendemos que “el Espíritu Santo es una promesa de que nosotros vamos a redimir la posesión adquirida (cielo)” pero, ¿Qué dice en realidad el pasaje? El pasaje dice que Jesucristo a través de el Espíritu Santo que ya habita en nosotros, ha hecho una promesa de regresar y redimir (recuperar) la posesión (su iglesia) que ha adquirido a precio de Sangre.
Jesucristo nos ha hecho partícipes de la gloria de Dios. Pablo muestra a la iglesia de Éfeso que tenemos una herencia; no que “vamos a tener una herencia” sino que “tuvimos una herencia”.
Cuando una novia mira su anillo de compromiso, recuerda que su prometido le hizo una petición, un compromiso de matrimonio, es posible que el novio este lejos, pero ella puede mirar el anillo y saber que el regresará.
Cuando un hijo de Dios pasa por dificultades en este mundo solo tiene que orar, y recordar que tiene una comunión íntima con Dios a través de su Santo Espíritu; Entonces el Espíritu Santo le revela en la palabra que Dios siempre cumple sus promesas: Que dio un hijo a Abraham, que bendijo a José, que sacó su pueblo de Egipto, que entregó la tierra prometida a su pueblo... que envió a su hijo, que un día volverá.
Cuantas veces vivimos en una desesperanza total, hablando de nuestras necesidades y sufrimientos. Sin recordar que somos herederos de las promesas de Dios que han sido cumplidas en Jesucristo.
Alguna vez escuché en una predicación decir: “…es posible que estés pasando por problemas pero llegará el momento de cobrar nuestra herencia… Es posible que aún no te sientas como un príncipe, pero definitivamente eres hijo de un rey… solo que esa herencia es un como un cheque pagadero a 10 años...”
Sin embargo, Cristo no nos ha dado un “cheque pagadero a 10 años”, Jesucristo no nos ha dado un ticket que podremos cobrar en el cielo, el Señor Jesucristo nos ha dado herencia desde el momento en que creyendo en él somos “llamados hijos de Dios”.
La herencia que hemos recibido no se parece a un cheque “pagadero” es más bien como un billete emitido por el banco nacional que tiene valor no por lo que será… sino por el respaldo en las arcas del tesoro nacional.
Nuestra herencia no tiene valor por lo que va a pasar sino por lo que Jesucristo ya hizo al morir en una cruz y resucitar.
"...En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria..."
2 comentarios:
ABRAZO!!!!!!!!
Dios te bendiga a ti y a Ana!
!Los extraño!
Hola mi hermano y amigo
Nada más le escribo para decirle
¡FELIZ DÍA DE LA REFORMA!
Un fraternal abrazo desde Buenos Aires
Daniel
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