Ser y hacer discípulos...

Sea por profesión, por vocación o “llamamiento”, estoy interesado en la enseñanza y el aprendizaje en la iglesia, después de todo soy seguidor de aquél que nos instó a “hacer discípulos... enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. Es más, creo que Jesús antes que mandarnos “compartir el evangelio” solamente, nos pidió hacer discípulos...

Muchos creen que hacer o ser discípulos, es enseñar o aprender algunas historias y pasajes famosos y/o una que otra “doctrina básica”, aderezado todo (por supuesto) con una buena cantidad de versículos memorizados de aqui y allá. Hacer discipulos es más que tomar un libro y estudiarlo en grupo (aunque se llame “plan maestro” o “experiencia con Dios”)... el hacer discípulos va más allá de lo que se ve, se oye o se memoriza... es compartir la vida misma.

El hacer o ser discípulos trasciende hasta nuestra vida en el cómo se aplica. Las personas recordamos lo que practicamos, lo que aplicamos, lo que vivimos (por eso mismo recuerdo como sumar, restar, multiplicar y dividir pero no recuerdo como factorizar).

Ser discípulos es más que aprender pasajes que nos ayuden a respaldar lo que creemos, es respaldar lo que creemos viviendo lo que hemos aprendido.

“...todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced...”

Pablo a la Iglesia en Filipos.